Las dos sensaciones que debes intentar mantener calmadas a la hora de invertir son el miedo y la codicia. El miedo es el sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que deseas. Cuando muchos inversores sienten pánico la Bolsa baja, ya que la desconfianza se traducirá en ventas apresuradas.
Frente al miedo los inversores dejan de ver a los mercados objetivamente, y solo quieren salir para no perder más. En la mayoría de los casos acaban vendiendo barato debido a sus impulsos.
Respecto a la codicia, podemos decir que el exceso de confianza y las ganas de hacerse rico rápidamente hacen que los inversores no conciban el riesgo y tomen decisiones ambiciosas que los superan.
Para no dejarnos arrastrar por nuestras emociones debemos tener una mentalidad largoplacista y no asustarnos por las fluctuaciones diarias de la cotización de nuestras inversiones. Para sintetizar:
1. Intenta ignorar las noticias, disminuye la atención dedicada a las mismas.
2. Piensa en el largo plazo, las fluctuaciones primerizas no afectarán tu rentabilidad si estás dispuesto a mantenerte estable.
3. Mantente alejado de la codicia y el miedo.